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Cartel Marcha Zombie de Málaga 2010

Tenemos el gusto de iniciar nuestras publicaciones con el flamante cartel promocional de la Marcha Zombie de Málaga 2010, ejecutado por Alfonso Scipio y Ray Storm, y en el que -como puede apreciarse- se representa un clímax de locura ultratumbosa, más o menos lo que, en plan simpático y enrollado, y sin episodios de violencia apocalíptica, será la Marcha misma.
El cartel se ofrecerá en una versión descargable e imprimible para que todo el que quiera pueda colocar algunos ejemplares en sus garitos preferidos de Málaga, en los hospitales y centros de salud, en las puertas de las iglesias, en las paredes de su barrio o, en fin, en el sacrosanto refugio de su habitación.

¡EXTIENDE LA PLAGA!

APOCALIPSIS Z: LOS DÍAS OSCUROS de Manuel Loureiro

El pionero, al menos en cuanto se refiere a edición profesional, de la literatura zombi en España nos entrega la segunda, y confiamos en que, como poco, penùltima, entrega de su Apocalipsis Z, que continùa con la historia de un pequeño grupo de supervivientes allí lo dejó la primera parte.

Asì, la huìda de los protagonistas hasta un aparente reducto de civilización en las islas Canarias sirve a Loureiro para imaginar la vida después de la infección (que claro està, no es fàcil), ademàs de para -en mi opinión, un arranque de genialidad- introducir unas ciertas dosis de distopía política en nuestro futuro próximo a cuenta de los temibles y temidos Froilos.

Por lo demàs, la trama mantiene una magnìfica tensiòn en todo momento, con la alternancia de distintos segmentos narrativos, sin duda alentada por la habilidad forense del autor, que brilla en su capacidad para resumir la primera novela en las diez pàginas iniciales de la que ahora nos ocupa, y deslumbra en la elección de las siglas del Tribunal Superior de Justicia para designar al virus que està transformando en zombis a los muertos.

Por supuesto, esperamos la tercera parte con ilusión, porque a pesar de la horda de títulos de temàtica zombie que campa por las librerìas, Loureiro y los protagonistas de sus historias ya han infectado nuestro sistema.

DESCANSA EN PAZ de John Ajvide Lindqvist

Tuve la fortuna de leer «Déjame Entrar» antes de ver la película homónima, y la novela -al contrario que su adaptación- engancha bastante, hasta el punto de que su agilidad contrasta con el lento ladrillazo del film- y no está sometida a la (auto)censura políticamente correcta que mutila la peli. Por ello, y porque -no nos engañemos- el tema zombie me atrae, decidí echarle un tiento a «Descansa en Paz», que parece ser una obra anterior de su autor (cuyo nombre me resulta impronunciable) rescatada para agotar su filón comercial.

No obstante, la trama encuentra sus momentos más brillantes en el planteamiento inicial del regreso de los muertos: las subidas de tensión eléctrica, y el hecho de que los que regresan no presenten la actitud agresiva propia del zombie clásico. Esto ofrece además la posibilidad de recrearse en los complejos dilemas a los que se enfrentan los familiares de los difuntos, según su estado de descomposición o sucesos luctuosos del pasado común. Pero, por otra parte, la historia va perdiendo pegada a medida que avanza, y el final es digno de los peores delirios de Stephen King, cuya influencia se deja sentir bastante en esta novela.

Por tanto, «Descansa en Paz» puede muy bien calificarse de literatura cómoda de leer, que entretiene sin renunciar a unas ciertas dosis de interés y calidad, como ocurría con «Déjame Entrar» aunque resulta bastante claro que la historia del vampiro es -paradojas de la no-vida- mucho más adulta que la de estos zombies.

LOS CAMINANTES de Carlos Sisi

La literatura de terror es, al menos en mi opinión, una literatura de género cuyo disfrute está sometido a unas reglas distintas a las que aplicamos al resto de la literatura. Las novelas de zombies, en concreto, son un subgénero más específico si cabe, en el que esas reglas se deben aplicar con mucho más rigor. Al final estamos hablando de una persona o un grupo de personas, y un montón de muertos vivientes; la cosa admite muy pocas variaciones, pero infinidad de matices, y es ahí donde brilla la calidad.

Carlos Sisí ha escrito, partiendo de las premisas anteriores, una novela condenadamente buena. Como mañagueño de adopción que soy, me atrevo a afirmar que «Los Caminantes» es la novela que a muchos nos hubiera gustado escribir y que -desde luego- nos ha encantado leer. Una de esas pocas reglas del subgénero zombie tiene que ser forzosamente que el advenimiento de los muertos acaezca en una localización real. Y si Manuel Loureiro fue el genial pionero (al menos, en cuanto a momento de edición) de los zombies patrios, al final uno no tarda en llegar a la conclusión de que Pontevedra -a estos efectos- es lo que podría ser Washington o N.Y., un lugar ajeno. La historia es igualmente disfrutable («Los Caminantes» está enganchando a mucha gente que no conoce Málaga), pero sin duda que no es lo mismo cuando las hordas de muertos vivientes campan por las calles en las que el lector ha vivido (y aquí me permito una pequeña disgresión/spoiler: es imperdonable, aunque subsanable en la anunciada segunda parte de la obra, que la emblemática calle Larios no tenga sus -como poco- dos párrafos de psicosis putrefacta).

Atendiendo al resto de reglas del género, en «Los Caminantes» encontramos a un montón de personas corrientes que, enfrentadas al hecho de que los muertos vuelven de sus tumbas, se plantean, por un lado, la necesidad de sobrevivir, pero, por otro lado, y al mismo tiempo, se cuestionan de alguna manera los pilares básicos de la sociedad moderna. Eso es lo que busco yo en una novela de zombies, y eso es lo que tiene «Los Caminantes», lo que determina su perfecto ajuste a sus convenciones genéricas. Pero la obra también tiene algunos hallazgos brillantes, que amplían las reiteradas reglas de las historias sobre zombies, y aquí es donde destaca el perturbador personaje del padre Isidro, tan desconcertante como inesperado en el desarrollo de la trama.

En fin, que la novela -eficaz, honesta y tan malagueña como universal- merece el éxito que está cosechando entre los fans del género.